La presencia
turca representó una amenaza para la cristiandad durante mucho tiempo, tanto en
el Mediterráneo como en sus sucesivas incursiones hasta sitiar
Viena. Cuando en 1570 atacaron la isla de Chipre - posesión veneciana-,
esta agresión trajo como consecuencia la formación de la llamada Liga Santa, integrada por el Papa, la
República de Venecia y la monarquía de Felipe II. La participación española, de
gran importancia para el éxito de la Liga, fue posible gracias a haberse sofocado, al menos
temporalmente, la rebelión que había estallado en los Países Bajos dos años
antes. Por lo que se tomó la decisión de emprender una expedición naval para
destruir la armada turca.
Fue esta
opinión la que prevaleció finalmente y con tal objetivo, la armada de la Liga
abandonó Mesina, avistando las naves otomanas el 7 de octubre en el golfo de Lepanto (actual golfo de Corinto, en Grecia).
La
batalla se inició con el ataque
frontal de ambas flotas desplegadas en línea e intentando Alí Bajá
envolver solo el ala derecha cristiana. El fracaso del asalto frontal de los
otomanos y el auxilio de la reserva cristiana a su alejada ala derecha dieron
la victoria a don Juan de Austria. Solo
lograron salvarse unos 60 barcos turcos. Lepanto fue la gran victoria cristiana sobre los turcos y
la noticia de este triunfo conmocionó a toda Europa, llegando a ser bautizada
como "la gran ocasión que vieron los siglos".
Moisés
Fernández Martín