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miércoles, 17 de diciembre de 2014

El Imperio del Sol naciente reelige a Abe.

        Shinzo Abe, líder del partido liberal democrático, ha sido reelegido como primer ministro japonés.
                El primer ministro japonés era consciente de la gigante crisis económica que su país sufría debido a la explosión de la burbuja inmobiliaria y las consecuencias de la gran crisis asiática de 1990, por lo que decidió adelantar dos años las elecciones para alargar su mandato; y poder así realizar la gran reforma social, laboral, energética y económica que tenía prevista.
                El líder conservador japonés sabe cuáles son los puntos que debe reformar para devolver a la tercera fuerza mundial que es Japón, a la cúspide de las economías mundiales. Primero desea reformar la constitución con la que el país se ha regido desde la II Guerra Mundial; reabrir los 50 reactores nucleares que proporcionaban un tercio de la energía al país que están cerrados tras la tragedia de Fukushima, acordar un pacto de libre comercio en el Pacífico con E.E.U.U o reestructurar el mercado laboral nipón. Todos estas y algunas otros medidas, aparte de sacar a Japón de la crisis económica en la que está, se lanzan para poder desbancar a China de ser la 1ª potencia asiática.
                De su férrea alianza con la formación Komeito surgieron los 326 escaños de la cámara baja, que la dan el control absoluto del país.
                Además, el partido que tradicionalmente les ha sido competencia, el PDJ, se hunde tras su espantosa etapa en el gobierno nipón entre 2009 y 2012, debido a la cual han conseguido la ínfima cantidad de 11 escaños, que comparados con los 326 de Abe, parecen calderilla.
                 Estas elecciones han sido sorprendentes, y no por los resultados. La mayoría social del pueblo nipón muestra su descontento general con unos datos arrolladores. En estas elecciones, solo el 51 por ciento de la población nipona ha ejercido su derecho a voto, y, además, el ascenso meteórico de fuerzas políticas con ideales extremos es preocupante. Todo lo citado se refleja en la más que mundialmente conocida revolución de los paraguas, que hace poco ha sido desarticulada.

Mario de la Fuente.