
La investigación ha sido publicada en la revista Nature y expone que a pesar de que los alimentos que llevan esta sustancia no lleven azúcar, sí tienen un efecto directo sobre la capacidad del cuerpo para utilizar la glucosa porque alteran la flora intestinal.
Para realizar su experimento, realizaron pruebas con ratones divididos en tres grupos: ratones a los que administraron agua mezclada con sacarina, aspartamo y sucarosa (los tres edulcorantes artificiales más usados); ratones a los que dieron agua con azúcar, y al tercer grupo de ratones solo les dieron agua. Los resultados revelaron que los ratones que habían tomado los edulcorantes artificiales desarrollaban una mayor intolerancia a la glucosa que el resto.
A pesar de estos resultados los expertos se muestran prudentes respecto a si la flora intestinal humana funciona de la misma manera que en los ratones.
Ante todo mejor comer con azúcar o sin nada, que arriesgarse a estas enfermedades.
Esther Ruiz Llamas