Cientos de zamoranos participan en la celebración campestre alrededor de la ermita acompañando al Cristo de Valderrey.
El pasado domingo 12 de
abril , que coincidía con el segundo Domingo de Pascua, se celebró la romería
del Cristo de Valderrey, en la ermita del mismo nombre a las afueras del bosque
de Valorio, entre Zamora y la Hiniesta. La imagen titular es un Cristo gótico
tardío ataviado con su popular faldón rojo. Tradicionalmente es portado por un
solo hombre, aunque en estos últimos años la cofradía ha realizado unas
pequeñas andas para traslados o procesiones que salgan del entorno de la ermita.
A pesar de ser venerado en su propia ermita, en diferentes ocasiones ha sido
trasladado a la parroquia para evitar robos o profanaciones. El enclave también
es visitado por la cofradía de la Virgen de la Concha en su retorno a la ciudad
durante la romería de la Hiniesta, cumpliendo con una antigua tradición
consistente en apoyar a la Virgen en un montículo de romero ante la imagen del
Cristo de Valderrey, momento en el cual se reza el Rosario.
Cuando el sol empezaba a calentar en la campa de Valderrey, la imagen
llegó a su casa, junto con el vistoso pendón de tejido de damasco que
representa a la hermandad. Una vez allí, tuvo lugar la tradicional misa que
precedió a la tradicional bendición de los campos. El Cristo, ataviado con
faldilla granate de terciopelo y en brazos de los hermanos más veteranos,
recorrió los escasos metros que separan la ermita del crucero de piedra y
ladrillo que corona la campa. Allí, y arropado por los fieles, el capellán
pidió "para que los campos produzcan el alimento que necesitamos y concedan
abundantes cosechas". El agua bendita puso el broche final a la rogativa y
el Cristo volvió a la ermita para ser testigo del rezo de los fieles, que
abarrotaron la pequeña ermita de Valderrey.
Elena
Nieto.